9 abr 2013

Rubén Bonifaz Nuño


Alguna vez te alcanzará el sonido...


Alguna vez te alcanzará el sonido

de mi apagado nombre, y nuevamente
algo en tu ser me sentirá presente:
más no tu corazón; sólo tu oído.


Una pausa en la música sin ruido

de tu luz ignorada, inútilmente
ha de querer salvar mi afán doliente
de la amorosa cárcel de tu olvido.


Ningún recuerdo quedará en tu vida

de lo que fuera breve semejanza
de tu sueño y mi nombre y la belleza.


Porque en tu amor no alentará la herida

sino la cicatriz, y tu esperanza
no querrá saber más de mi tristeza.

Dos semanas

Ahora sí el tiempo suena en mis oídos. Como gotas de agua cayendo, como ese sonido que detesto y no deja dormir, así las manecillas del olvido me atan al recuerdo y los instantes transcurridos los lleno mirando por donde no quiero mirar.

Parece imposible, sin embargo hemos acabado con casi tres años, nuestros recuerdos han ido a parar al basurero de la soledad, esa soledad que corta como filoso pedazo de hielo. Ahora tengo la seguridad de que no hay mañana para nosotros y es lo mejor. A fuerza de malos entendidos hemos llegado a este callejón cuya salida sólo es posible hacerlo individualmente. No sé que quede de esto. Si los recuerdos queden con un dulce sabor o serán amargos. No hay salvación, nada que hagamos rescata esta pérdida. Los últimos contactos fueron fríos, ríspidos y anunciaban este final. Cualquier plática, pretexto nos llevaba a una confrontación que poco a poco terminó desgastando esta relación.
Ocho días de silencio son suficientes para que el olvido siga su curso y en verdad cada quien tome su camino. Diré buen viaje. Ciao !!!!